¿Sabías qué? … Aprendemos la historia del “Himno a San Martín”



Hoy vamos a conocer de cerca el “Himno a San Martín” una canción que  brinda su reconocimiento al Libertador General San Martín, cuya música fue compuesta por Arturo Luzzatti y la letra, por Segundo Argañaraz.
La composición, intenta resaltar el brillo que el general le dio a las armas patriotas, lo muestra como ejemplo de honradez desdeñando honores y fortunas, rechazando cargos públicos y espacios de poder.
Y, si bien no es fácil referirse a la persona y a la inmensa obra de Don José mediante la brevedad de la letra de un himno, éste logra una interesante semblanza a través de la utilización de cuatro estrofas, entre las que se intercalan dos cuartetas a modo de estribillo.
En la primera estrofa, se lo presenta casi como a un monarca (“se alce el trono del Libertador”), ante cuya presencia deben levantarse las montañas y dar su sonido el mar; y el poeta lo enuncia y lo pide con verbos en subjuntivo, lo que implica un fuerte tono de sugerencia y de deseo (“Yergue el Ande su cumbre más alta/ dé la mar el metal de su voz”); equivalente, en lenguaje coloquial, a expresiones tales como “que se yerga…”;“que le dé…”.
En la segunda estrofa se mantienen esas formas verbales (“suenen…” / “levanten…”), con la misma intención; se quiere destacar el pasado triunfal que amerita un presente luminoso y eterna gloria, mediante una proyección en el tiempo (“que la luz de la historia agiganta la figura del Gran Capitán.”).   La tercera estrofa sintetiza sus logros militares, haciendo mención a los puntos extremos del recorrido de su enorme Campaña Libertadora (“De las tierras del Plata a Mendoza/ de Santiago a la Lima gentil”) y retoma, destacándolos, sus resultados triunfales.
Con la cuarta estrofa, el poeta vuelve a colocar al personaje protagónico en carácter de elegido (“San Martín, el señor de la guerra/ por secreto designio de Dios”), para concluir con una sutil referencia a cuánto lo engrandeció su humilde retirada (“grande fue cuando el sol lo alumbraba/ y más grande en la puesta del sol.”).
San Martín supo del renunciamiento, del ostracismo, del dolor de la lejanía. Su objetivo, su ambición, no fueron personales sino contribuir al logro de la emancipación americana. Las dos cuartetas que conforman el estribillo lo muestran ya “en el bronce” como “¡Padre augusto del pueblo argentino/ héroe magno de la libertad!”; sus versos traslucen nuevamente una expresión de deseo colectivo: el ferviente deseo de los argentinos de que San Martín sea ejemplo y refugio: “A tu sombra la patria se agranda/ en virtud, en trabajo y en paz.”)
La estridencia de la melodía se acentúa hacia el final del himno, como un clarín que proclama a los cuatro vientos:” ¡San Martín! ¡San Martín!”, resumiendo su anhelo de libertad y el de todos los americanos que sueñan en la concreción de una Patria Grande: “Que tu nombre honra y prez de los pueblos del sur / aseguren por siempre los rumbos / de la patria que alumbra tu luz.”

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