1° de mayo: Día de la Constitución Nacional Argentina

El Día de la Constitución Nacional Argentina se conmemora cada 1° de mayo, en recuerdo de su sanción, un día como hoy, pero de 1853. Esta jornada celebra un hecho histórico en el país, que ayudó a consolidar sus bases al crear un gobierno federal, representativo y republicano. El Día de la Constitución Nacional Argentina se conmemora cada 1° de mayo, en recuerdo de su sanción, ese mismo día en el año 1853 Un texto para organizar un país Si alguien te preguntara cómo es la Argentina, una buena respuesta sería mostrarle la Constitución nacional. Este conjunto de artículos establece los fundamentos de nuestro país: cómo es el gobierno, cómo funciona, cómo elegimos a las autoridades, qué derechos tenemos quienes lo habitamos, qué obligaciones, a qué tratados internacionales adherimos. Es nuestra ley de leyes, y esto significa que cualquier ley o norma que se sancione en cualquier lugar de la Argentina no puede contradecir la Constitución. Su sanción, un primero de mayo de 1853, no resultó fácil, ya que debían acordar sus bases sectores con diferentes ideas y distintos intereses. Desde entonces fue reformada varias veces, y aunque se le incorporaron, por ejemplo, nuevos derechos relativos a problemas coyunturales, muchas normas de 1853 siguen vigentes. El Día de la Constitución Nacional se estableció mediante la Ley 25.863, sancionada el 4 de diciembre de 2003 y promulgada el 8 de enero de 2004. La historia de la Constitución Nacional Luego de la Revolución de Mayo existieron varios intentos de instaurar una unión nacional. En este primer período, paralelo a la Guerra de Independencia, se sucedieron los gobiernos de la Primera Junta (1810), la Junta Grande (1811), los Triunviratos (1811-1814) y el Directorio (1814-1820). Sin embargo, la caída de este último terminó con la idea de un gobierno centralizado, y desde entonces los distintos territorios que habían conformado en la época colonial el virreinato del Río de la Plata pasaron por distintas alianzas circunstanciales e incluso escisiones, como fue el caso de parte del territorio que hoy corresponde a Bolivia y la Banda Oriental, actual Uruguay. Como recuerda el Museo y Biblioteca Casa del Acuerdo, “estas uniones no implicaban, en ningún caso, la pérdida de las atribuciones soberanas de las partes integrantes, pudiendo, a su vez, abandonar la unión cuando lo quisiesen”. En este panorama, el papel predominante era ejercido por Buenos Aires debido a la ventaja económica que le significaba el control del comercio exterior a través de su puerto y los ingresos de la aduana. Este panorama disgregado tuvo un giro con la irrupción del caudillo bonaerense Juan Manuel de Rosas y la firma del Pacto Federal en 1831, que le dio la representación ante el exterior de las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes, a la que luego se sumaron las demás. Aunque Rosas logró alianzas con otros caudillos que aplacaron los conflictos internos de un estado que empezó a llamarse Confederación Argentina, este territorio no tenía una Constitución que trascendiera la voluntad del llamado Restaurador de las Leyes.
El gobierno personalista de Rosas acabó con la Batalla de Caseros, el 31 de mayo de 1852, tras la cual se firmó el Acuerdo de San Nicolás, que convocaba a un nuevo Congreso Constituyente, con el fin de acordar una Carta Magna que dispusiera la organización del territorio bajo un sistema federal. Este esquema designaba a Justo José de Urquiza, quien fue el vencedor de aquel enfrentamiento, como el director provisorio de la Confederación y jefe de tropas. Aunque 13 provincias adhirieron al plan, Buenos Aires, entonces gobernada por Valentín Alsina, pero con Bartolomé Mitre como uno de sus principales referentes políticos y militares, decidió no enviar representantes, desconociendo la validez del texto. Un año más tarde, el 1° de mayo de 1853, se aprobó la Constitución Nacional Argentina. El hecho tuvo lugar en la Ciudad de Santa Fe, bajo el gobierno de Urquiza. Este documento, redactado siguiendo la influencia de las Bases y Puntos de Partida para la Organización Nacional de Juan Bautista Alberdi, declaraba un Estado federal de gobierno, el cual establecía una división de responsabilidades entre el territorio nacional y provincial.

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