¡Feliz día de la independencia!
Hoy
9 de Julio, en Argentina, conmemoramos un día muy especial, festejamos ese gran
día de 1816 en la provincia de Tucumán los representantes firmaron la
declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y la
afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre
e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli” y “de toda
otra dominación extranjera”. De este modo, después del proceso político
iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se asumió por primera vez una
manifiesta voluntad de emancipación. La Proclama es considerada el documento
fundacional de nuestro país.
Como
humilde homenaje realizamos para este día un video cantando con el profesor de
Informática colega de la Escuela 14 del DE 5. Lejos se encuentra de la perfección,
pero considerando que fue realizado a la distancia, sorteando varios obstáculos
por la pandemia, este fue el resultado.
Nos
decidimos por “Luna tucumana” ya que se sanciona la ley 7375 que declara esta zamba
de Atahualpa Yupanqui, como Himno Cultural de la Provincia de Tucumán. El
gobierno Tucumano decide adoptarla en el año 1949 como himno de la provincia.
Don
Atahualpa Yupanqui, en una de sus tantas entrevistas, expresó de dónde obtuvo la
inspiración para componer esta preciosa zamba:
“Comencé a hacer mis viajes a
caballo entre Tucumán y Tafí del Valle. Para hacer esa travesía de treinta
horas cuesta arriba, cuesta abajo, tres cerros, algunas quebradas y un largo
faldeo en el Valle de las Carreras para entrar a Tafí, yo tenía una mula en
Acheral. Una deliciosa aldea que conocí, amé y jamás olvido... ¡Acheral de
Tucumán!
Ahí tenía mi mula y de ahí salí
ocho o diez veces durante ocho o diez años seguidos. Jamás fui en automóvil a
Tafí del Valle, siempre al montao, desde Acheral a Tafí del Valle. Eso con el
tiempo me trajo esta facultad y este montón de recuerdos y de ideas. Y las
ganas de decirle mi amor y mi cariño y mi recuerdo permanente a Tucumán, a
Acheral y sobre todo a la luna tucumana.
Porque yo salía a las cinco de la
mañana, a las cuatro de la mañana, ensillaba mi caballo, mi mula, y salía. Y
recién me amanecía en el faldeo, a mitad del camino... ¡recién me amanecía!
Vale decir que la luna me acompañó siempre, por eso digo en los versos “Yo no
le canto a la luna, porque alumbra y nada más, le canto porque ella sabe de mi
largo caminar"”.
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